Hablar de Boing es hablar de México. De sus sabores, de sus calles, de sus momentos cotidianos. Desde su nacimiento, Boing ha estado presente en la vida de millones de personas, y no solo como una bebida refrescante, sino como un símbolo de identidad, comunidad y tradición.
Más allá del envase y del sabor, Boing representa un modelo de trabajo colectivo, un compromiso con los productores nacionales y una historia que sigue construyéndose con orgullo mexicano.
Un origen cooperativo que marca la diferencia
Boing nace en 1948 como parte de un esfuerzo de la Cooperativa Pascual, una organización de trabajadores que apostó por un modelo justo y equitativo. A diferencia de muchas empresas, aquí los empleados son también dueños. Esto significa que cada botella de Boing refleja el esfuerzo conjunto de personas que trabajan por un mismo propósito: ofrecer un producto de calidad mientras se cuida el bienestar colectivo.
Esta estructura cooperativa no solo ha permitido sostener una marca durante décadas, sino que ha generado empleos dignos, fomentado la educación y apoyado proyectos sociales y culturales en todo el país.
Hecho en México, con fruta mexicana
Los ingredientes de Boing vienen de campos nacionales. La guayaba, el mango, el tamarindo, la fresa y todas las frutas que usamos provienen de productores locales. Así, al elegir Boing, no solo eliges sabor auténtico, también apoyas directamente a comunidades agrícolas en diversas regiones de México.
Esta relación cercana con los productores garantiza frutas frescas, procesos más responsables y un impacto positivo en la economía del país.
Presente en la cultura popular mexicana
Boing no es solo un producto, es una marca que vive en la memoria colectiva. Está en las tienditas de barrio, en las mochilas del recreo, en las fondas, en los días de feria, en las reuniones familiares. Boing ha sido parte de cortometrajes, murales urbanos y hasta exposiciones de arte gracias a su historia y a su identidad profundamente arraigada en lo mexicano.
Pocas marcas logran construir un vínculo tan fuerte con la gente. En parte, es por la calidad del producto, pero también por los valores que representa.
Más que un jugo. Un símbolo.
Cuando eliges Boing, no estás eligiendo una bebida más. Estás apoyando una cooperativa. Estás respaldando a productores locales. Estás eligiendo sabor natural con fruta de verdad. Y, sobre todo, estás eligiendo a una marca que ha estado con México desde hace más de siete décadas, sin perder sus raíces.
Boing no solo refresca. Boing representa. Boing une. Boing es de aquí.